Por Alfredo Gutiérrez
Prensa Leones del Caracas
En aquella oportunidad, los capitalinos salieron al ataque utilizando su mayor armamento, una camada de potentes peloteros entre los que se encontraban Bob Abreu, Omar Vizquel, Roger Cedeño y Jesús Alfaro, acompañados por los brazos castigadores de Urbano Lugo Jr y un novato Ugueth Urbina, a quien le tocó abrir el primer encuentro en un “José Bernardo Pérez” de Valencia que estaba a reventar.
“La gente estaba emocionada y todos sabíamos que iba a estar reñida. Para mí de hecho fue muy emotivo, yo en ese entonces estaba comenzando mi carrera y Reagan me dio la oportunidad de abrir el primer juego, eso me alegró mucho” comenta un añorante Ugueth Urbina al recordar aquellos momentos.
Los melenudos salieron victoriosos en el desafío inicial, con una pizarra de 7 rayitas por 4 donde el cerrador Donald Strange ayudó a completar la efectiva labor del pitcheo, en la que Lugo resultó ganador.
El lanzador que logró el no hit-no run en la final 86-87, recuerda: “había en torno a ese Caracas-Magallanes una emoción indescriptible, la fanaticada estaba increíble por lo que aquello significaba y el equipo salió a dar el todo por el todo”.
Al día siguiente Leones se llevó su segunda victoria con resultado de 4-3, marcando la ruta hacia el estadio Universitario con miras a seguir la buena racha comenzada.
Henry Blanco, quien defendió la tercera base en esa final también comenta: “Se paralizó toda Venezuela, por otra parte una final de esa magnitud fue y seguirá siendo lo más emocionante que un pelotero puede vivir, capaz hasta mucho más que un encuentro Yankees-Boston”.
El tercer duelo se lo llevaría Magallanes con 7 carreras por 2. Lo mismo ocurriría en el cuarto juego, con triunfo de 2-1, igualando al Caracas con dos victorias por lado.
Posteriormente en el quinto encuentro, Leones tomó la delantera al ganarlo 7 por 4, con lo que tomó un respiro y obligó el regreso a Valencia.
El sexto juego estuvo copado con una gran carga de excitación. Luego de una cerrada lucha de pitcheo entre Juan Carlos Pulido y Urbano Lugo, la pizarra se mantuvo en blanco hasta el noveno episodio, cuando los turcos sacaron como bateador emergente a Andrés Espinoza, quien dio un batazo hacia el center field, posición cubierta por Wilfredo Romero, quien había sustituido a Jorge Uribe. Un lanzamiento desviado de Romero facilitó la llegada al plato de Carlos García desde la antesala.
Todo sería sentenciado en un séptimo duelo.
Finalmente, aquel lunes 31 de enero de 1994 no fue nada bueno para un Caracas al que se le escapó el título con resultado final de 10-3 en la séptima jornada.
“No había un mañana, salimos con todo lo que teníamos. Fuimos a paso adecuado, tuvimos una buena labor de pitcheo, sobre todo si consideramos que llegamos a un séptimo de la final. Lamentablemente no se ligó en los momentos oportunos y Magallanes hizo lo necesario para ganar”, analiza Lugo sobre la derrota.
En ese mismo sentido, Henry Blanco señala: “Se cometieron errores, por ejemplo los que tuvimos Cáceres y yo, sin esos detalles tal vez la historia hubiese sido diferente; pero indudablemente el factor suerte fue algo que nos faltó, teniendo en cuenta que ambos equipos estaban parejos, especialmente con un buen pitcheo y ofensiva”.
Finalmente, Ugueth Urbina explica: “Nunca nos dejamos decaer pero cometimos par de errores que hicieron que se nos fuera el título. En una serie así, si no haces lo que debes hacer, el beisbol castiga”.
Así se vivió la primera final Caracas-Magallanes en la historia de la Liga Venezolana de Beisbol Profesional. Dos años más tarde el país volvería a paralizarse…
Autor:
Fuente: