Hace ya 50 años de la llamada última gran proeza del beisbol aficionado nacional



Caracas, 06 Sep. ABN.- Este mes de septiembre se cumplen 50 años de una de las más relevantes proezas en la historia del deporte venezolano: la conquista de la medalla de oro en el beisbol de los Juegos Panamericanos de 1959, hazaña que no ha gozado de la recordación de otras tantas conseguidas por nuestros atletas, tal como lo reseña una crónica enviada por el departamento de prensa del Ministerio del Poder Popular para el Deporte (Mindeporte) y firmada por el periodista Jesús Cova.

 

Foto: Archivo, ABN
 



Destaca la nota que los 17 peloteros que integraron la novena criolla que compitió en la mencionada justa continental se fueron en silencio, sin llamar la atención de muchos y subestimados por los medios de comunicación, y unos días más tarde retornaron al país aclamados por un pueblo preñado de alborozo por el cetro obtenido, contra todos los pronósticos.

Se recuerda en la crónica que unos días antes de subir al avión rumbo a la ciudad de Chicago, sede los Panamericanos del 59, el piloto Casanova declaró que el conjunto tenía como mayor virtud su calidad defensiva y que confiaba en una buena actuación. Los hechos probarían que había sido comedido en su juicio y que sería el pitcheo y no básicamente la defensa, la llave que abriría las puertas de la gloria.

En su primera salida al terreno del viejo y tradicional Comiskey Park, el club criollo desató un bombardeo de 16 imparables contra el pitcheo de Estados Unidos, al que venció con pizarra de 11 carreras por 6.

Posteriormente sobrevino lo que sería el único tropiezo nativo: México (3-0), que no era precisamente uno de los favoritos. El revés, sin embargo, en nada hizo decaer el ánimo de los venezolanos, que masacraron a continuación a Brasil (14-1).

Para el cuarto juego, Venezuela no tuvo adversario de peligro. El débil Costa Rica cayó 14 a 2, en choque que contó con la presencia entre el público del grandeliga zuliano Luis Aparicio, astro de los Medias Blancas locales y quien años más tarde se convertiría en el único pelotero nuestro, hasta ahora, con un nicho entre los inmortales que moran en el Salón de la Fama de Cooperstown, Estados Unidos.

La ronda decisiva

El cuadro nacional abrió las hostilidades del play off ante un rival de gran peligro: la favorita Cuba, que no las había tenido todas a su favor en la eliminatoria. Las acciones fueron de alto voltaje, pero al final los venezolanos ganaron 6 por 5.

El siguiente compromiso resultó el de mayor emotividad, aún superior al anterior. El contrincante fue Estados Unidos. Se tradujo en un candente y hermético duelo de lanzadores. Los criollos conquistaron la victoria con marcador de 3 carreras a 2.

Para el 6 de septiembre, con el escenario del Wrigley Field, sede de los Cachorros de Chicago, estaba fijado el encuentro de clausura del torneo peloteril entre las novenas de Venezuela y Puerto Rico.

En lo que quizás derivó en una afortunada corazonada, el timonel Casanova puso la bola en manos del jovencito e inexperto en competencias internacionales Luis Peñalver, lo que parecía una verdadera temeridad de su parte.

Los venezolanos no tuvieron mayores inconvenientes para conquistar la victoria con pizarra de 6 rayitas por 2. Con el out 27 se concretó la impensada proeza.

Ese mismo día, en horas de la tarde, los héroes tomaron el avión de regreso a una casa a la que retornaban y a la cual llegaron bajo aclamaciones después de haber salido de ella en el más absoluto y sepulcral silencio, sin estridencias triunfalistas.

El equipo nacional que conquistó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos Chicago 1959 estuvo integrada por los infielders Eduardo “Tata” Amaya, Dámaso Blanco, José Flores, Luís Manuel Hernández, Domingo Martín Fumero y Rubén Millán, los outfielders Lucas Ferreira, Miguel Girón y Francisco “La Manca” López, el catcher William Troconis, el utility Raúl “Cigarrón” Landaeta y los lanzadores Enrique Capecchi, Tadeo Flores, Francisco Oliveros, Luís Peñalver, Manuel Pérez Bolaño y José Pérez. Todos ellos bajo el mando del manager José Antonio Casanova.

 


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