Cuando comenzó la serie entre Tiburones de La Guaira y Caribes de Anzoátegui, los escualos no esperaban salir derrotados de la manera como los orientales lo hicieron, ya que la ofensiva explotó de tal manera que desató un cataclismo en el departamento de pitcheo del rival, tanto que ocasionó un récord que ningún equipo quisiera.

Una efectividad colectiva de 9.68 fue la que dejó el cuerpo de lanzadores de los salados en los seis compromisos ejecutados ante la “Tribu”, para convertirse en el conjunto con el porcentaje de carreras limpias admitidas más abultado en la historia de la pelota criolla en una instancia de postemporada.

El récord lo tenía Cardenales de Lara que en la semifinal correspondiente a la temporada 1982-83. Allí dejaron 7.53 de efectividad, mientras que en los últimos 20 años la peor EFE mostrada por un club fue la de Caribes al presentar 6.04 en los playoffs de la 2006-07.

La cantidad de boletos entregados fue la principal falla del conjunto litoralense, ya que 46 fue la cifra totalizada por el equipo, la más alta entre las seis novenas clasificadas.

Abridores sin garantía. A pesar de que en el papel se leen nombres interesantes por lo que lograron en la ronda regular, los escualos contaron con Kelvin De La Cruz en el primer juego de la serie y se convirtió en el único serpentinero inicial en ganar un juego, pero luego de eso ningún escopetero salado pudo picar adelante.

Jonathan Albaladejo y Edgmer Escalona no pudieron asegurar victorias, mientras el refuerzo Kramer Sneed fue el que peor hizo su labor, ya que en el cuarto juego solo retiró a un bateador, permitió cinco carreras y otorgó tres boletos, para dejar una efectividad de 135.00.

Entre los cuatro abridores dejaron una tasa de carreras limpias aceptadas de 9.50 (de manera colectiva), pero el bullpen tampoco pudo hacer el trabajo, ya que en 35 innings laborados dejaron 9.77 de efectividad, al aceptar 42 indiscutibles, de ellos 13 dobles, nueve jonrones, 38 anotaciones (todas limpias) y entregaron 33 pasaportes.