Jose Fernandez fatidico accidente


José Fernández, la estrella del pitcheo Marlín, fue el capitán de su propia tragedia. La investigación sobre el accidente que le costó la vida al pelotero estrella de los Miami Marlins y a dos acompañantes ha determinado que Fernández fue el responsable del siniestro al ir al volante a más de 100 kilómetros por hora, el máximo de velocidad de su lancha rápida, y bebido en medio de la noche. Al timón de una ruleta rusa.

La Comisión de Pesca y Vida Salvaje de Florida, a cargo de la pesquisa, ha informado esta mañana de sus conclusiones: "Fernández llevaba la lancha con sus facultades mermadas, de manera irresponsable, a velocidad extrema, en la oscuridad y en una zona de conocido riesgo por sus espolones de rocas y marcadores de canales". Los investigadores han determinado que Fernández manejaba la lancha porque los impactos en su cadáver se correspondían con los daños en la sección de control de la barca y porque se identificaron huellas dactilares y muestras de ADN del pelotero en el timón y en el acelerador y la trayectoria de su cuerpo al salir volando de la lancha. El informe de 46 páginas divulgado ayer (16 de marzo de 2017) incluye una gráfica sobre la ubicación de los tres hombres a bordo del bote en la que el lanzador de Florida Marlins aparece al volante. También menciona que el consumo de alcohol y drogas fueron factores en el trágico accidente.

El bote Sea Vee de Fernández, de unos 32 pies (9.75 metros) de eslora, viajaba a 67.5 millas por hora (108.63 km por hora) cuando se estrelló poco después de las 3 de la mañana del 25 de septiembre de 2016, señala el informe. Sus otros dos pasajeros, salieron expulsados. Los investigadores indicaron que si Fernández hubiese sobrevivido el choque, podría haber sido acusado de varios crímenes, incluyendo homicidio por manejar intoxicado. Se menciona un intercambio de mensajes de texto de la noche del accidente entre Rivero y María Arias, la novia de Fernández. Ella dijo a Rivero que habían estado discutiendo, y que cuidara al as cubano. "Ha estado bebiendo, y no está bien de la cabeza", escribió María. Los buzos de rescate, encontraron el cuerpo de Fernández sumergido debajo del bote, pillado contra una roca. Macías estaba sumergido en una especie de piscina formada por la marea en el rompeolas, y Rivero estaba sumergido con la cabeza y el pecho debajo de una roca. Todos estaban muertos cuando llegaron las autoridades marítimas.

El informe indica que las autoridades no pudieron identificar inicialmente a Fernández debido a los golpes que sufrió en el rostro, y tuvieron que buscar fotos suyas por internet de un tatuaje suyo. También encontraron una identificación de Grandes Ligas en su billetera. La madre de Fernández, Maritza insistió a las autoridades el día del accidente que su hijo "siempre manejaba" su bote. También dijo que el pelotero no bebía mucho ni usaba drogas. Ralph E. Fernández, un abogado de Tampa y amigo de la familia, también fue entrevistado con la madre del pitcher y otros familiares. Dijo que sabía que el jugador gustaba de beber, y que no le sorpendería si hubiese estado tomando esa noche. El abogado también describió al lanzador como una persona controladora e "impulsiva". Esa misma noche el pelotero y sus amigos habían estado en un bar antes de decidir salir a navegar en la lancha. Los investigadores platicaron con Yuri Pérez, el dueño de una discoteca en South Beach que afirmó haber estado conversando con Fernández al momento del choque. Pero los registros de GPS y de teléfono muestran que Pérez estuvo hablando con Fernández 12 minutos antes del choque, cuando el bote todavía estaba en el río de Miami. La autopsia reveló que Fernández y Rivero tenían cocaína y alcohol en sus sistemas. La presencia de cocaetileno confirma que hubo consumo simultáneo de alcohol y cocaína, con el uso más reciente (al accidente) entre 15 minutos y 2 horas, concluyó el informe.

En octubre, un mes después del accidente mortal, trascendió que en la sangre de Fernández, de 24 años de edad, se había detectado una tasa de alcohol alta y restos de cocaína. El siniestro se produjo sobre las tres de la madrugada del domingo 25 de septiembre de 2016 al estrellarse la lancha del beisbolista contra un espolón de rocas en el extremo sur de Miami Beach, cerca del puerto de la ciudad. La violencia del impacto causó la muerte por traumatismos craneales y torácicos a Fernández y a sus dos acompañantes, Emilio Macías, de 27 años, y Eduardo Rivero, de 25.

El abogado del beisbolista había sostenido que Fernández no iba al volante de la lancha, sino que cuando ocurrió el accidente hablaba por teléfono con un hombre que luego testificó que escuchó en ese instante al deportista gritar que tenían que girar a la izquierda. Pero los investigadores tumbaron esa teoría al constatar que la llamada se produjo 12 minutos antes del accidente. El letrado ha reaccionado anunciando que pedirá que la conclusión oficial se coteje con las de otros expertos.

Las familias de Macías y Rivero anunciaron el mes pasado que demandarán a la familia de Fernández por negligencia y daños personales presentando una demanda pidiendo cada una de ellas 2 millones de dólares como indemnización con parte del patrimonio del pitcher cubano. Las familias son representadas por Christopher Royes, un abogado del bufete Krupnick Campbell.

Fernández era una de las grandes promesas del béisbol, un muchacho con un futuro de éxitos y contratos millonarios por delante que había llegado de Cuba tras alcanzar México en una balsa con su madre siendo un adolescente. Su muerte causó una conmoción enorme en Miami, sobre todo entre la comunidad cubanoamericana. Fernández era el ídolo local. Un deportista que ilusionaba tanto a los suyos que, como escribió el cronista del Miami Herald Jorge Ebro, aludiendo al barrio tradicional de los cubanos en Miami: "Cuando era su turno de lanzar, la Pequeña Habana era una fiesta”...

Los Miami Marlins durante esta temporada 2017, como homenaje y recuerdo, tienen en su uniforme a nivel de la región pectoral izquierda, el número 16 que utilizaba este pitcher malogrado.


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